39J: Desarrollo sustentable y desperdicio de alimentos

Desperdicio de alimentos en supermercados y autoservicios

Una reciente investigación llevada a cabo por GS1, junto a otras entidades y empresas revela las principales causas de la pérdida de alimentos.

El informe elaborado por GS1 Argentina, Consumer Goods Forum y la firma de consultoría We Team Ltda especializada en el cálculo de mermas y prevención de pérdidas para grandes cadenas en tres países de la región (México, Argentina y Colombia), junto a 21 publicaciones especializadas en el tema y 37 participaciones en eventos especializados de cuatro países.
El Consumer Goods Forum (CGF), es una organización que reúne a los minoristas y fabricantes de bienes de consumo a nivel mundial, dirigida por los CEO, que ayuda a los retailers y fabricantes a trabajar de forma colaborativa junto con otros grupos de interés para asegurar la confianza del consumidor e impulsar un cambio positivo.
Este relevante trabajo de investigación fue posible gracias al apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el marco de la plataforma #SinDesperdicio, a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y al Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca en el marco del Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos.

Un enorme desafo para la humanidad

Dentro de la sostenibilidad ambiental uno de los temas más relevantes y donde afronta mayores retos es el desperdicio de alimentos.
Este es un enorme problema ambiental, social y económico.
Un tercio de los alimentos producidos en el mundo nunca se consume, esto equivale a aproximadamente 1.300 millones de toneladas de alimentos que se pierden cada año según la FAO.
Esto representa no solo un elevado costo económico para la economía mundial de 940 mil millones de dólares, sino que también es causante de sumar anualmente 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera del planeta.
Pensar además que un tercio de los alimentos perfectamente comestibles producidos nunca se consume, en un mundo donde una de cada nueve personas pasa hambre todos los días, implica una gran responsabilidad ética.

Medir para comprender y actuar

Se impone reconocer la importancia de medir y reportar los datos de pérdidas de alimentos, para comprender real mente el alcance del problema, así como para liderar la conversación pública al aumentar la transparencia, responsabilidad y confianza.
Seguir apoyando la iniciativa “Champions 12.3”, una alianza de múltiples partes interesadas en la que el CGF participa desde sus inicios y que trabaja para alcanzar la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Los miembros del Consumer Goods Foum, se comprometen a abordar la pérdida de alimentos en el nivel posterior a la cosecha, que es responsable de crear el 30% del desperdicio de alimentos, mediante la participación e involucramiento con diferentes grupos de interés para desarrollar estrategias innovadoras y efectivas de prevención de la pérdida de alimentos.
Para apoyar estos compromisos globales de la coalición, se han establecido grupos de trabajo regionales que impulsan la implementación a nivel local e involucran a los grupos de interés en cada latitud, dentro de los cuales se incluye uno en América Latina.

Participación de Argentina

Este grupo empezó con un trabajo piloto en Argentina, que después de algunas sesiones de trabajo concluyó que solo a través de la medición es posible alcanzar objetivos concretos y que el primer paso para reducir el desperdicio de alimentos es entendiendo el impacto a través de la medición de una forma armonizada y comparable.
Contar con una línea base cuantitativa del desperdicio de alimentos como industria, es sin duda un catalizador de cambio. Los informes públicos de diferentes sectores y organizaciones, son reconocidos como desencadenantes de acciones concretas tanto al interior de las compañías, como de trabajo colaborativo.

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Trabajo coordinado con valiosos apoyos

El primer informe “Desperdicio de Alimentos en Supermercados y Autoservicios de Argentina: Causas y Estimaciones” fue posible gracias al esfuerzo de todas las organizaciones participantes y muy especialmente de las cadenas de supermercados y autoservicios, se presenta .
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en la meta 12.3 propone “reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”.
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Argentina publicó en 2015 el informe “Primer ejercicio de estimación de pérdidas y desperdicio de alimentos”, como una aproximación a la problemática en el país.
Este informe estima que cada año 16 millones de toneladas de alimentos no llegan a ser consumidos por las personas y se descartan, cifra que corresponde al 12,5% de la producción agroalimentaria nacional.
En consecuencia se creó el actual Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos en el ámbito de ese Ministerio y a través del que se vienen implementando acciones con diferentes sectores agroalimentarios.
La información disponible para el comercio minorista en el país muestra que la distribución y comercio minorista de alimentos es complejo y heterogéneo; y existen diferentes formatos al alcance de los consumidores.
Considerando este escenario sectorial y en vías de profundizar el análisis de desperdicio de alimentos, se propuso trabajar colaborativamente para generar información específica en la distribución y comercialización en autoservicios y supermercados cadena y estudiar las vías de abordaje.
A tal fin, en el marco del Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación, se convocó a miembros estratégicos de la Red Nacional para la Reducción de PDA y se facilitó la vinculación con los supermercados de la Cámara Argentina de Supermercados y Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (CAS/FASA) y de ASU.
Entre los aliados, se cuentan la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a través de su plataforma #SinDesperdicio y el CGF,
Por su lado, GS1 coordinó el proyecto, la organización de los encuentros y la estandarización de la información, mientras WeTeam aportó su metodología de medición de mermas para el supermercadismo.
Por todo lo expuesto, este primer informe sobre Desperdicio de Alimentos en supermercados y autoservicios de Argentina constituye un importante hito a partir del cual se espera fortalecer el trabajo conjunto con este sector.

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Conclusiones a tener en cuenta

Para esta primera versión se logró una buena participación (41%) por parte de las cadenas de supermercados en Argentina, considerando que es la primera vez que se empieza un trabajo de medición bajo este formato y que la recopilación de la información se realizó durante el 2020 en el marco de la pandemia por Covid-19.
Se busca que, para una siguiente medición, el estudio siga aumentando la participación del mercado (ideal un 70% en la siguiente medición), bajo unas condiciones globales y locales más propicias para ello.
El impacto del 4,76% de merma operativa sobre las ventas, que hace referencia al peso calculado sobre las ventas de la totalidad del fenómeno, muestra una cifra aparentemente alta frente a lo que se puede obtener en la totalidad de las categorías.
Sin embargo, entendiendo que este informe, pone énfasis sobre frescos, perecederos y almacén, la cifra es coherente con el comportamiento de estas categorías y los resultados obtenidos en otros países de la región.
El cálculo monetario, que parte del 4,76% de merma operativa encontrada, utiliza la totalidad de las ventas de las secciones relevantes, que asciende a $ 548.944 millones de pesos argentinos, como base de ventas total del mercado, permitiendo estimar un total de $ 26.130 millones de pesos argentinos que representa el valor económico del fenómeno.
Partiendo del detalle de toneladas identificadas, se logró una estimación de 123.434 toneladas de la merma operativa para el total del mercado.
Esta cifra permite ser desglosada en todas sus causas de origen, partiendo de dos grandes bloques: la merma operativa conocida y la merma operativa desconocida.
Aunque la merma operativa desconocida (48,1%), se ubica dentro del cálculo total, no se pueden identificar sus causas.
Dentro de la merma operativa conocida, (51,9%) las mermas no clasificadas (15,4%) son altas, esta situación abre la puerta para que las cadenas puedan clasificar mejor las mermas operativas en un futuro cercano.

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De igual manera las devoluciones (20,2%) son un indicador fuerte, dentro de las causas conocidas y se consideran dentro de la merma dado que no se tiene una traza de su destino final y no se puede afirmar que terminen en el consumo.
Esta situación reafirma la necesidad de involucrar en las futuras mediciones un seguimiento de estos productos con el fabricante y poder ajustar esta línea del fenómeno con información que confirme, o ajuste el destino real.
Los porcentajes de donación (2,3%) encontrados, si bien son pequeños en porcentaje, dan lugar al fortalecimiento de estrategias que posibiliten dar un mayor destino de los alimentos para el consumo humano, contribuyendo a la seguridad alimentaria y nutricional, en un contexto de pandemia, en donde se ha exacerbado la demanda social en la población en general.
Finalmente, este estudio ha alcanzado los objetivos planteados y materializa el trabajo conjunto y articulado entre varios organismos e instituciones de los diferentes actores del sistema alimentario.
De esta forma contribuyen al avance de la meta del ODS 12.3, generando un triple impacto positivo en dimensión económica, social y ambiental muy concretamente.
Se espera continuar por ese camino sumando más experiencias e iniciativas en ese sentido.
La metodología implementada en Argentina, con la experiencia de otros países, permite concluir, que el proceso de acompañamiento debe continuar mientras el formato de informe sea regulado por la curva de aprendizaje de las cadenas, este proceso puede tomar hasta 4 o 5 años.
Este acompañamiento es necesario dado que la construcción de este informe es dinámica en términos de: Maduración de la Información:
Durante cada medición, los participantes mejoran sus sistemas propios de recopilación y comparten mejores datos para interpretar.

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